Zavaleta (1986, p. 27), expresa que
el cometido principal de la educación es el de preparar a los hombres para existir,
es decir, para adquirir la capacidad de crear y de gozar plenamente de la vida
y no sólo la de hacer algo. El
desarrollo social es el resultado de una planificación consciente y aceptada y,
en consecuencia, hay una participación responsable de grupos humanos cada vez
más numerosos; por lo tanto, la
educación debe preparar a los seres humanos en un “saber social” que les
permita actuar en conjunto, con “los otros”.
La dimensión social de la transversalidad consiste en la incorporación
de las realidades y problemas sociales a través de un planteamiento global e
integrado, a las diferentes áreas curriculares, precisamente para dar respuesta a la
problemática social que se vive.
Bibliografìa
Henríquez, C., & Reyes, J. (2008). La transversalidad: Un reto para la Educación
primaria y secundaria. Recuperado de: http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/icap/unpan039738.pdf.Lectura
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