La
transversalidad se refiere a contenidos culturales relevantes y valiosos,
necesarios para la vida y la convivencia, que dan respuesta a problemas
sociales mediante la educación en valores de ciudadanos modelo, capaces de
emitir juicios críticos. La transversalidad permite preparar a cada individuo
para la vida, lo capacita para su desenvolvimiento responsable, como agente de
cambio, en aras de contribuir a transformar positivamente el medio en el que vivirá.
Es una acción formativa
integral que contempla de manera equilibrada los aspectos intelectuales y morales,
y que potencia el desarrollo armónico de la personalidad de los alumnos, sin olvidar
las características del contexto social en que viven.
Henríquez & Reyes (2008) retoman de Palos (1998, p. 13) la definición de transversalidad curricular como
“las técnicas determinadas por situaciones problemáticas o socialmente
relevantes generadas por el modelo de desarrollo de la sociedad y del currículo
en el ámbito educativo, desde una dimensión ética y en toda su complejidad”.
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